
Hay días que soy tan frágil como el silencio de la noche. Hay días que la soledad me enloquece con su ausencia. Hay días que me levanto con el vacío de no poder soñar. Hay días que el sol nace lamentando el frío, el de su interior. Hay que me ahogo con mi llanto. Hay días que no encuentro un motivo para sonreír. Hay días que la luna se escapa de la media noche. Hay días que despierto con el beso de un ángel. Hay días que cierro los ojos a esperar que termine el día. Y sin embargo todos los días consigo algo, tengo a alguien que me da una mano, me hace sonreír y me hace entender que la vida no siempre es fácil pero vale la pena vivirla.

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